Ayer domingo nos fuimos de ruta por el castañar de Yunquera. Ya sabéis que en esta época del año los castañares están preciosos y queríamos que los niños (fuimos con unos amigos) los vieran y pasaran un rato en el campo.
En la provincia de Málaga son bastante conocidos los castañares del Valle del Genal. Aquí hay un recopilatorio de todas las rutas que se pueden hacer por allí. Esa zona, conocida como el Bosque de Cobre, es preciosa. Pero está un poco lejos de Málaga, se tardan un par de horas.
Como el día estaba regular y ha llovido mucho esta semana, no nos apetecía ir tan lejos y arriesgarnos a que se nos pusiera a llover o a que el campo estuviera demasiado mojado. Por eso decidimos ir a la zona de Yunquera, que está bastante más cerca y la carretera es mejor. Aquí encontramos información sobre cómo llegar a la ruta que queríamos hacer. Dejamos los coches en una zona cercana, a un lado del carril.
Cuando llegamos, el día estaba un poco feo, pero aun así decidimos comenzar la ruta, que en teoría no debía llevarnos más de un par de horas y era circular.
Aunque en las fotos no se ve muy bien, los paisajes eran bastante bonitos.
Por el camino, además de muchísimas castañas y erizos, por la lluvia de estos días, también encontramos muchas setas. Algunas tan grandes como esta. Bueno, en realidad, creemos que es una seta (del revés), pero no estamos del todo seguros. Está al lado del Ninja-científico para mostrar el tamaño.
Cuando llevábamos algo menos de la mitad de la ruta, empezó a subir un poco de niebla y a chispear. Parecía que estábamos entrando en Mordor. El Ninja-científico tenía un buen resfriado y ya empezaba a estar cansado, así que como no nos queríamos arriesgar a que se nos pusiera a llover, decidimos dar la vuelta. Nuestro amigo S. y Preadolescente continuaron la ruta mientras nosotros esperábamos en el coche. Al final llegaron poco después de nosotros, porque ellos iban andando rápido y nosotros parándonos cada dos por tres. Que si una castaña, una seta, una foto…

Como buenos senderistas de domingo, luego nos fuimos a comer unas migas a una venta cercana, que había que reponer energía.
Fue una ruta más corta de lo esperado, pero pasamos un rato bueno y los niños se divirtieron mucho.
