Tres días en Berlín – Visitas

Día 1 – Llegada:

Llegamos a eso de las 13:30 y, como habíamos comido algo en el avión y no podíamos hacer el check-in en el hotel hasta las 15:00, decidimos parar a ver la East Side Gallery.

Después, un pequeño descanso en el hotel. Teníamos entradas para subir a la cúpula del Bundestag a las 19:00 y antes estuvimos viendo la Puerta de Brandemburgo y esa zona.

La cúpula del Bundestag nos gustó mucho, la construcción es muy chula y las vistas desde arriba son muy bonitas. Subes por una rampa en espiral y bajas por otra que va por el hueco de la primera. Lo único malo es el calor y la humedad que hacía dentro. Sudamos lo mismo que en Málaga un día de esos de plasta.

Cuando salimos, fuimos al monumento a las víctimas del holocausto, que a mí me impresiona. Llegas y ves bloquecitos chiquitos y te dan ganas de ponerte a saltar entre ellos, pero sigues andando y los bloques cada vez se hacen más grande y te agobian más.

De ahí, pasamos a la Postdammer Platz y cenamos en Lindenbrau, muy bien.

Día 2 – Museos:

Empezamos el día en el Neues Museum, donde está el busto de Nefertiti. ¡Qué guapa era!

Me atrevería a decir que fue el museo que más nos gustó. La parte de Roma nos pareció muy chula, y lo que vimos de Egipto también.

Como fuimos a primera hora, el museo estaba muy tranquilo y pudimos ver todo lo que queríamos prácticamente solos. Por cierto, hay muchas salas en las que no se pueden hacer fotos, como en la del busto de Nefertiti.

Unas romanas originales, de 2.000 años de antigüedad.

El edificio es muy bonito, y los suelos son una preciosidad.

En total, estuvimos como una hora y media o así.

A continuación, tras descansar un poco, teníamos entradas para la Alte Nationalgalerie. Había una exposición sobre Klimt y el Secesionismo. Estuvimos alrededor de una hora. Quizá fue el museo que menos nos gustó, pero en casa tampoco somos mucho de pintura y escultura.

Comimos en una pizzería cerca de la Isla de los Museos, porque teníamos la entrada al Museo de Pérgamo a las 15:00. La estrella del viaje.

La Puerta de Ishtar es impresionante, igual que la entrada al Mercado de Mileto. Mereció mucho la pena.

El resto del museo lo vimos rapidito, porque ya estábamos un poco cansados. La habitación de Aleppo también nos gustó mucho.

Hay otra parte del museo, donde está el Altar de Pérgamo, que ya lleva varios años cerrada y no se puede visitar.

Tras un ratito de descanso en el hotel, salimos a cenar a la zona de Hackescher Markt. Compramos un kebab en el que dicen que es el mejor sitio de Berlín, Mustafa Demir’s Gemüse Kebap, y nos lo comimos en el parque que hay justo al lado, delante del río y frente a la Isla de los Museos. No sé decir si era el kebab más rico de Berlín, pero lo cierto es que nos supo a gloria. Fue un rato muy agradable: había muy buen ambiente en el parque, hacía buen tiempo y las vistas eran muy bonitas.

Día 3 – Seguimos viendo Berlín:

El segundo día completo comenzó en el Checkpoint Charlie. Es un sitio curioso, aunque vas, te haces la foto y poco más… De ahí pasamos a Unter den Linden y vimos el memorial de la quema de libros en Bebelplatz.

Un breve paseo por Nikolaiviertel (digo breve porque el barrio es pequeñito y se ve pronto) y volvimos a la Isla de los Museos a coger un barco y dar un paseo de una hora por el río. Comimos en Nikolaiviertel, en Zur Gerichtslaube, muy bien.

Por la tarde, dimos un paseo por el barrio judío y vimos los patios de Hackeschen Höfe y Heckmann Höfe. Muy bonitos los dos. Los primeros son más turísticos y tienen más gente.

Esta noche cenamos en la habitación.

Día 4 – Vuelta:

Lo más destacable de la vuelta es lo mal que nos pareció que funcionaba el aeropuerto de Berlín.

El control de seguridad fue penoso, media hora de espera cuando no teníamos delante más de 10-15 personas. Por supuesto que la seguridad es importante, pero había un poco de exceso de celo. Por ejemplo, tienes que pasar por un escáner corporal (no un arco de seguridad). Te dicen explícitamente que no te quites el cinturón, que te lo puedes dejar puesto. Pero luego el vigilante te para y tienes que enseñarle el cinturón y abrirlo (vimos que lo hacían con varias personas, no solo con nosotros). No sé, para eso que te hagan quitártelo y pasarlo con el resto de equipaje… Tendrán sus razones, pero me pareció muy surrealista.

El vuelo salió con una hora y media de retraso y el personal de tierra de Eurowings fue muy poco ágil. Regulinchi.

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